..."la transicional dicotomía de vivir o morir".. ; escribía mi amigo y hermano poeta, repensándose en la escena de muerte de Once, donde él pudo estar en esa formación repleta de pueblo que fue ofrendada a la avaricia de los gestores del capital y la política, si minutos mas eran menos, o si minutos menos eran mas.
Ese rapto de existencialismo de éste, mi amigo y hermano hoy vivo, me llevó a suponer que tal vez no duela la muerte, sino lo que suponemos de ella. Que tal vez, lo que duele es el dolor.
El dolor del que espera morir, del que no pudo morir, del que observa morir. El dolor que duele ser y ver, al hombre de éste tiempo poseedor del desamor por el otro, y a su vez, usurpando la divinidad de la palabra para enarbolar algunas conductas configurativas del humano, la hipocresía, la corrupción, la demagogia, la insaciabilidad de poder y riqueza, la opresión del débil.
Como verás amigo, seguimos siendo testigos de la existencia del hombre y sus consecuencias; seguimos siendo supervivientes de nosotros mismos.
